Renunciar es necesario

Renunciar es necesario

Durante la pandemia descubrí el placer de no «tener que» maquillarme y decidí no hacerlo más. Desde el 2020 acepté mis ojeras y solté esa desesperación por ocultarlas, así que, ahora salgo a pasear con ellas. ¡Que frustrante era esa tarea diaria! y cuánto tiempo invertí buscando el corrector perfecto. Me angustiaba e insistía en borrar esa sombra, como si fuera el recuerdo de un terrible crimen que había cometido.

Estos últimos años, conviviendo con ellas, he aprendido a identificar mis emociones, mi cansancio, las noches que el sueño profundo me abandonó y los motivos que lo llevaron a irse. Leyendo los rastros que habitan en mi rostro puedo encontrar mensajes que envía mi cuerpo, como por ejemplo: hay que tomarse un descanso.

✨Descansar de la presión que ejerzo sobre mí misma.

✨Descansar de las pantallas y su falso entretenimiento.

✨Descansar de la autocrítica que siembra culpas.

Somos zombies y repetimos frases trilladas (que quién sabe de dónde salieron) «no te des nunca por vencido», «trabaja duro y no pares hasta lograrlo», «lucha incansablemente por tus sueños». Además, hemos decidido rodearnos de personas, con aparentes vidas perfectas, que te venden la idea de que TÚ también puedes lograrlo sino te das por vencido NUNCA.

El «éxito» es sinónimo de estar ocupado 24 / 7. Los emprendedores no duermen, los empresarios exitosos no tienen piedad y las grandes estrellas sacrificaron etapas de su vida. Pero queremos ESO.

¿Sentarse a «no hacer nada»? es un pecado. Te esfuerzas en agotar hasta la última gota de energía y luego maquillas tus trasnochos, tus dudas y el desvelo que te genera la incertidumbre.

Pero, ¿es cierto todo esto? ¿debo luchar incansablemente?

Me inclino a pensar que no. A veces me parece necesario renunciar. Y lo sé, quizás estás pensando: ¡que actitud tan derrotista!. Yo prefiero pensar que soy sensata. Hago todo lo posible por vivir con los pies en la tierra. Evalúo las probabilidades, ventajas y desventajas de los proyectos que no avanzan. Pero especialmente, estoy aprendiendo a no castigarme cuando debo renunciar a un objetivo.

¿Y cómo lo hago? Me tomo el tiempo de pensar: ¿qué estoy haciendo?, ¿por qué lo estoy haciendo?, ¿siento paz?, ¿lo disfruto?, y si encuentro dudas o poca convicción en las respuestas: renuncio. Me digo a mi misma: «lo intenté, no funcionó y voy a soltarlo»

Todo puede fallar. Puedo perder, equivocarme y renunciar. Me ha pasado con las relaciones (de amor y de amistad) y también con los trabajos, proyectos y emprendimientos. A veces las cosas no salen como yo lo deseaba y eso no significa que hice algo mal, pero me respeto lo suficiente como para aceptar que puedo detenerme.

Me esfuerzo en buscar un equilibrio, un espacio para mis deseos.

No seré mejor que los demás por convertirme en un ser imparable. No tengo nada que demostrarle al mundo. No alcanzaré el «éxito» sacrificando todos los aspectos de mi vida. Quiero enfocarme en ser una persona productiva pero sensata. Deseo administrar mi tiempo de vida y darme la posibilidad de aburrirme, reírme y tontear.

Me gustaría vivir en un mundo donde las personas no sientan culpa por no concentrarse en una actividad, dónde aún estando exhaustas sigan insistiendo solo por miedo a decepcionar. Me gustaría vivir en un mundo donde quedarse en pijamas viendo el techo sea una opción válida para sanar.

Ya que no está en mis posibilidades cambiar el mundo, solo puedo hablarte a ti, e invitarte a mantener un hogar en el cuál todos (especialmente los niños) puedan aburrirse en paz. No hacer nada por un rato, sin culpas ni señalamientos. Un lugar saludable, donde equivocarse sea parte del aprendizaje. Un espacio resiliente pero juicioso, donde todos entiendan que al renunciar a algo que no funcionó podrán encontrar el tiempo libre para volver a enamorarse de una nueva posibilidad.

No necesitas maquillar tus imperfecciones, ni tampoco volar alto para ocultarle al mundo que tu capa de superhéroe tiene algunos agujeros. Lávate la cara, mírate al espejo y acepta que eres real y al carajo lo demás.

💓 Te lo digo a ti, me lo digo a mi, ahora ve y comparte esta idea con quien necesite escucharla.

Te abrazo, gracias por leer-me.

Majo.

Mostrar 4 comentarios

4 comentarios

  1. Nelson Morato

    Lo leí y sentí que hablaba contigo en persona🤩 transmites tu escencia en cada párrafo, me capturó desde el comienzo, excelente redacción, post y blog muy creativo, se nota el trabajo y dedicación.

    • Majo

      Aayyy Morato, tus palabras me hicieron muy feliz. Eres de los pocos (muy pocos) amigos que me apoyan desde siempre y aun en la actualidad, en cada invento, proyecto o paso que doy. Lo valoro muchísimo. Te quieroooo

  2. Marllis

    Wow Majo,
    Me identifico y me encantó lo que escribiste. He meditado mucho en todas estas cosas. Sabes? Con mi emprendimiento, me he dado cuenta de tantas cosas y en realidad soy muy distinta, a lo mejor no llegue tan lejos pero lo intento. Me gusta ver bien a los demás y eso trato de combinarlo pero jamas al costo de pisotear a alguien o pisotearme! Ufff sencillamente me encanta tu escrito! ❤️

  3. Carla

    Qué importante detenerse , como rebelión, resignificar el éxito como revolución.
    Percibirnos con honestidad para aceptar nuestras oportunidades y desestimar las expectativas. Gracias Majo por compartir tus reflexiones siempre tan humanas.

Responder a Nelson Morato Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *