Que ganas de abrazarte, Estela. Esa fue la sensación que me quedó cuando termine de leer Limpia, de Alia Trabucco Zerán. Hay realidades que todos conocemos pero que se nos hace más fácil ignorarlas, porque la vida es más simple si volteamos la mirada hacia un hermoso paisaje individualista.
Nos esforzamos en «mostrar » que somos personas decentes, educadas, respetuosas de la ley y, por supuesto,
felices. Y cuando se cierran las puertas y se corren las cortinas: ¿Quiénes somos?
Esta novela te permite escuchar el monólogo interno de una mujer que cumple su rol de empleada doméstica. Estela nos cuenta como es vivir en el silencio. Somos sus cómplices al acompañarla cuando se rebela discretamente. La escuchamos soñar con reaccionar porque necesita recordarse a sí misma que está viva.
Está historia refleja lo que hemos construido al sembrar el concepto de familia como un modelo absoluto e irremediable.
Encontramos cuatro personas:
– Una empleada que ha sacrificado su derecho a ser vista.
– Una mujer que tuvo una hija, pero que no sabe ser madre.
– Un hombre que simplemente existe.
– Una niña invisible.
En este libro no hay culpables, si debemos encontrar uno entonces miremos la sociedad que hemos ayudado a construir y mantener.
Si lo leíste, cuéntame que te pareció y si estás dudando te invito a darle una oportunidad.
Un abrazo grande.
Majo